Recuerdo aquel personaje de Gabriel García Márquez, dijo, ¿cómo se llamaba? ¿El coronel no tiene quién le escriba?, que duró toda una vida esperando una carta en su correo. Era una espera lastimosa, nostálgica, humilde, que enternecía porque el coronel no perdía la fe, y diario visitaba su buzón. Ese tipo de fe, dijo, de esperanza, es la que mueve montañas. Uno puede esperar mucho tiempo, mucho tiempo, esperar años, pero un día llegará, porque siempre llega, porque atraemos las cosas a nosotros, ya sea en un mes, o catorce años. El tiempo es relativo, la espera es real. El corazón, el amor, es muy grande.
Here is a thing that is so bright and divine
Never born, never dying
No name, no form
What is this?
Never born, never dying
No name, no form
What is this?
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