12/13/25

Eres especial

     Le colmé la paciencia a otro ruco comerciante.
    —Veo que eres especial —dijo.
    Dijo especial en lugar de neuras.
    Veo que eres neurótico, hubiera sido más acertado.
    La palabra neurótico cubre muchas afecciones hoy en día. Es una palabra antigua.
    Sin embargo, en ese caso, nuestra relación hubiera sido afectada y yo le hubiera soltado algún alegato barato.

    Entonces me mordí la lengua y aguante vara, aún y cuando su informe no era del todo correcto. No es que sea especial, soy diligente. Me encargo de las cosas. Y hay comerciantes que son mañosos alcahuetes y yo no me dejo. Y no les gusta. Porque saben que conmigo no van a poder.

    En el tiempo han habido varios alcahuetes que han detectado mi forma neuras de ser diligente y cuidadoso. Y no les gusta, porque no les da chance de joderte con un trabajo chapucero. Prefieren perder el cliente y continuar con los que sí pueden joder.  

12/11/25

La pipa de la vejez

    —La vejez es cara como una chimoltrufia en agosto —dice, ondulando su boca bajo el maquillaje de setenta y que hubole.
    Luego procede a inclinarse en su asiento hacia mí, como si buscara una réplica con suficiente poder para romper el encanto del miedo.
    —A esta disyuntiva no tengo una respuesta —le digo—, lo siento Monahan.
    Luego viene el silencio que derrumba a los perplejos cautivos que nos observan desde el balcón.

    Es un silencio lleno de incertidumbre papayux, porque la vejez está en el futuro, y no se puede saber. Unknowning, dicen.
    —Supongo que nadie tiene la respuesta a la vejez o su impacto en la economía —y tomo un sorbo de agua, y me seco los labios, y la veo, y así las cosas.
    Ella me ve, asiente, hace un gesto, abre su cajón del escritorio, saca una pipa dorada, una pipa grande, como flauta de abolengo, y la enciende sin ánimo de lucro. 

    Tose unas veces y sus ojos se inyectan de un veneno simple.
    —Ya te puedes ir Johnny Come Lately —dice en su acento alemán haciendo un ademán de despedida—, no tenemos nada más de qué hablar. El tópico de hoy quedó patrocinado por la paranoia del silencio.
    Me aventuro a la calle, como un gilipollas absuelto, y siento su mirada en mi espalda, mientras ella fuma su pipa dorada en la ventana.

12/10/25

Kei pi bi es

    —Kei-pi-bi-es —repitió con su voz de jeringa de monja enclaustrada—. Kei-pi-bi-es —atornilló mi cerebro—. Kei-pi-bi-es, es una estación federal. Kei-pi-bi-es, no sé si la conoces.
    Todo ese tiempo guardé silencio parsimonioso en respeto a los derechos de los maltratados por el audio eterno de los tercos, no turcos.

11/8/24

Roaming


    Hoy fue uno de esos días en los que las cosas conspiraron de manera tan matrixiana que validaron mis sospechas de que esta realidad está manipulada por instintos más allá de nuestra comprensión. Un episodio surreal tras otro. En esta dualidad, estamos en un roaming de la Verdad. La Verdad está en otro lugar, pero aquí se deja ver a momentos. La señal, sin embargo, es mala, dependiendo de la conexión que uno tenga. La señal se interrumpe y las cosas pueden volverse densas.
    Llamas a un número de una persona conocida, pero responde una grabación: "Si usted es mayor de 60 años, presione 1". Llamas a otro y lo que oyes es simplemente "hola", seguido de un silencio profundo, como si la grabación estuviera disfrutando de su propio misterio, que te deja diciendo: ¿qué fue eso?

11/5/24

Gilgamesh

    
Yo Soy Eso

    A veces me he preguntado cómo lo conocí, al desaforado y emancipado personaje de San Tzara. Ya lo había visto caminando, o él me había visto a mí, y cada vez que nos encontrábamos, él apuntalaba su mirada en mí de una forma como no había visto en nadie del Matrix. Pronto me dije que algo no fluía bien con él. Luego, Katya me lo confirmó. "Está medio loco", dijo ella, en una ocasión en que el hombre la perforó con su mirada.
    No estaba seguro de quién se trataba, pero me decía que debía conocerme, por la forma en que me miraba. Aunque Katya insistió en que simplemente era un tipo enfermo. Una vez lo vi hablando con un librero de la localidad y sospeché que algo tenía que ver con el ámbito literario.
    Por fin, un día se dio el molesto encuentro, donde confirmé mi sospecha. Nos topamos, como en otras ocasiones, durante una caminata, pues al hombre le gustaba caminar.
    —Nunca me gustó lo que escribes —me soltó así, sin más, sin saludar.
    —Ah, gracias.
    —Soy Gilga —dijo—, o Gilgamesh para ti. Para mis amigos soy Gilga, para ti no. No me caes bien. De hecho, me caes bastante mal.
    —¿Se puede saber por qué?
    —Porque soy promotor cultural, mi buen —dijo, dejándome perplejo mientras su mirada me taladraba, como de costumbre.
    Una mirada enferma y detonante, como si fuera la de un ser de otra dimensión. Luego le encontré un parecido con un gurú de la India, Nisargadatta, y se lo dije.
    —No me extraña que me digas eso, ya me lo han dicho en el trabajo y en el gimnasio. Mi genética viene de otra dimensión. ¿Sabías que el tiempo no existe? Lo que tú escribías era un bodrio, pero yo tengo lazos con la antigüedad, mi buen, y nunca pensaría en recomendarte. Mi papá me puso Gilga porque era estudioso de las civilizaciones antiguas y me dijo que yo sería un autor de influencia, aunque aún estoy esperando la hora.
    —¿Por qué te caigo mal? ¿Qué hice para caerte mal?
    —Una vez me heriste mucho, y quise llorar, pero me contuve. Fui fuerte, como el mástil del barco donde trabajaba cuando fui a Alaska a pescar atún, pues en ese tiempo no tenía dinero y estaba batallando en la vida. Hice mucho ejercicio en el barco, los cabrones me veían haciendo lagartijas y decían: "Este mamón se va a convertir en un semidiós", pero no sabían que quería ponerme en forma, bien cuadrado, como los mineros de antes —alzó los puños y se puso en posición de ataque.
    —¿Estás bromeando?
    —Yo también soy autor, pero de los buenos, de los que escriben para otras dimensiones. ¿Sabías que hay miles de seres en otras dimensiones? En este momento estamos rodeados de ellos, y les interesa ver cómo te voy a putear, pues me lo han dicho en más de una ocasión. Me dicen: "Gilga, si te madreas a un escritor, te damos veinte créditos". Hay muchos escritores en la lista que guardo en la bolsa, y a ellos les gusta estar al tanto de lo que pasa en esta mierda de existencia. Por eso escribo, para tenerlos al tanto. Y hoy voy a escribir para ellos cuando llegue a la casa y prenda la televisión. Antes me serviré una Coca-Cola o veré la televisión.


¡Yo Soy!



10/25/24

Nada existe, todo parece existir



The Shining, de Stanley Kubrick


    Si Katya llega a leer lo que escribo en este blog, gracias a unas recomendaciones que recibí, podría darle un infarto.
    —Déjame ver si entiendo. Porque quiero entender. Me estás diciendo, que todo este tiempo que has estado encerrado en tu estudio, ensimismado en tus cosas, en lugar de hacerme caso, ¿has estado escribiendo esto?
    Acto seguido, se desvanece y pierde la noción del tiempo. Al volver en sí, ya no recuerda el incidente, que pasaría a ser solo una tarjeta postal (una más) en el archivo del Matrix, y la vida seguiría su curso. Sí, muy interesante.


Nada existe.
Todo parece existir.

~Nisargadatta

Encontré lo que necesitaba




    Las cosas siguen siendo lo mismo para muchas personas. Es como si el tiempo no hubiera pasado. Las mismas preferencias e idiosincrasias, las mismas obsesiones y soledades, las mismas dudas y frustraciones. Es como si el tiempo no existiera.
    En realidad no existe, eso lo sabemos. El tiempo no existe, es ilusorio.
    De forma que uno hace lo que puede, flotando maravillosamente por la balsa que va por el río de esta misteriosa vida.




10/23/24

Sublimar, eh

Redirigir las pulsiones inaceptables
hacia formas constructivas de expresión

   
    Un lunes memorable del año pasado, la terapeuta me dijo de buenas a primeras:
    —Escribir, ok, y no para publicar (aquí está lo importante), sino para sublimar, ¿ajá?. Como los jugadores de fútbol, que necesitan sublimar su agresividad. Ya ves, cuando están en el offseason se vuelven ociosos y se meten en problemas.
    —Ah. Sublimar. Ya entendí. Buen ejemplo, nunca lo había visto de esa manera.
    —Sublimar energías ancestrales, ¿ajá? Y son varias, eh. ¿Ajá? Y te consumen el alma. Si no las consumes, el abismo te consume, como dijo Nietzsche.
    Estuve de acuerdo con su comentario. Sin embargo, me tomó tiempo dar ese paso. ¿Casi un año? Me tomó valentía. Es la verdad. Se necesita valentía para sublimar. No todos los hombres son buenos para sublimar. Se requiere humildad, paciencia, y no sé qué más.
    O será el momento del año —eso—, donde uno se siente más expansivo, porque se acercan las fechas de fin de año.
    El tiempo dirá, como siempre, como en todo.

10/19/24

El enemigo

El enemigo
es la falta de conciencia,
falta de presencia.

~Traleg Rinpoche

Lo invisible

El hombre
que se siente sostenido
por lo Invisible e inefable,
ése está libre de temor.

~Upanishads