10/22/19

El tiempo es una estación

    “Quiero aprender a meditar”, me dijo, mientras conversábamos en la calle, afuera de su residencia, una gran residencia.
    (Yo) me había detenido para saludarlo, luego de terminar mi caminata habitual, una mañana de verano.
    También, lo admito, me había detenido para observar la remodelación de su casa, la que todos los vecinos comentaban. Le estaban agregando un segundo piso a la parte de atrás, dejando solo un patio central como en las haciendas de México.


    “Estoy construyendo un cuarto de meditación”, me dijo, “en la esquina del segundo piso”, y me señaló con su mano la ubicación del cuarto, su esposa se veía a lo lejos dando instrucciones a los albañiles.
    “He escuchado que tú meditas”, me dijo. “Mis hijas han leído tus escritos, dicen que meditas, que eres una especie de monje itinerante. Yo te veo caminar en las mañanas y a veces me digo que has de tener historias interesantes.”
    Le dije que sí. Que tenía algunas historias de lo que me había sucedido en mis exploraciones en el Tibet.
    “Pero no puedo hablar de esto con cualquier persona”, le dije.
    “Entiendo", dijo, asintiendo. Luego: "Quiero aprender a meditar”, y cruzó sus manos esperando mi respuesta.
    “¿Por qué?”, le pregunté.
    “Mira, para serte sincero”, me tomó del brazo y me llevó a una parte oculta, debajo de un árbol. “Desde que se metieron a robar a mi casa, vivo con miedo. No me gusta saber que me robaron mi tranquilidad. Ahora vivo asustado. Cada vez que salgo de mi casa echo una mirada para confirmar si no hay un malandrín atrás de un árbol o dizque paseando un perro en la calle, nunca se sabe. A veces, cuando salimos de la ciudad, le hablo por teléfono a un vecino y le pregunto si todo está bien. Él viene y revisa mi casa, luego me manda un mensaje”
    “Entiendo lo que dices”, le dije, “y sí, la meditación es para conducirnos a lo que es verdad.”
    Él asintió.
    “Eso es lo que quiero. Te veo muy tranquilo, muy relax. Yo quiero eso.”
    “No siempre estoy relax”, le dije, “a veces también hay miedo.”

10/15/19

Stop making sense

    La primera mujer que leyó lo que yo escribía era una universitaria. Me la encontré en una obra de teatro. El teatro estaba lleno, por lo que tuve que aguardar parado en la entrada, pero desde ahí se podía ver lo que ella hacía en el escenario de una manera muy convincente. En plena actuación, no se daba cuenta (o era muy desinhibida, o alocada) que su blusa estaba medio desabrochada, y un pecho se le veía.
    Sentí pena por ella, quería advertirle que se tapara... pero terminé conociéndola, y enseñándole unos poemas escritos a máquina. Ella pareció aprobar de mis intentos novatos, y luego pasamos al patio de mi casa. 

8/30/19

Sueño de frustración

El mundo‬ ‪
como un sueño‬
‪lleno de apegos y aversiones‬ ‪
parece real‬  ‪

~Shankaracharya‬


Hay que estar siempre ebrio. Todo se reduce a eso; es la única cuestión. Para no sentir el horrible peso del Tiempo, que os destroza los hombros doblegándoos hacia el suelo, debéis embriagaros sin cesar.

~Charles Baudelaire


Vamos pues
a jugar a esto 
que es un sueño 
o sucumbir
ante la tentación de ser un bebedor anónimo

(Sueño de Frustración)

~

     Siempre fui un diletante, un extraño, un outsider, a final de cuentas un personaje en los márgenes del mainstream. Un personaje que, en algunas ocasiones incomoda a gente. "Tienes una presencia muy fuerte, me decía una amiga, intimidas con tu mirada. Eres un sol, el número 3". Hasta que vi mi verdadera naturaleza y pude ser libre (¿quién vio esa naturaleza, quién pudo ser libre?)
    Esto no quiere decir que ese personaje no aparezca de vez en cuando. El síndrome conocido como el Mal de Baudelaire.
    Aparece cuando las condiciones dentro del sueño son ideales. Cuando los factores de riesgo que crearon a ese personaje, están allí. Una reunión. Un evento. Una congregación de personas que conviven en torno a sus falsos yoes.
    Esa es una de las condiciones, de los panoramas para que ese personaje aparezca y exija atención. Es muy predecible. Dejo que aparezca y que haga lo suyo (¿quién deja?), aunque a veces, debo admitir, es imposible no dormirse y jugar a Baudelaire.
  Dado uno de esos casos, el sueño se hace como un hoyo negro o vortex que succiona a los condicionamientos antiguos y se cae en la tentación de creer en el sueño como algo separado y peligroso, donde se tiene que sobrevivir poniéndose un disfraz. Volver a creer que soy Baudelaire.


    "La dualidad es un vortex de energía que te hace creer en él. Necesita de tu creencia para que siga subsistiendo", le digo a Mehdi, al llegar a un evento social donde nos invitaron por separado, pero llegamos juntos.
    Rápidamente encontramos a un grupo de hombres en el lobby bar, chupando la teta del vino para sobrevivir la velada.
    "El vortex me empieza a succionar", dice él. “Voy a necesitar un aliciente. Algo que me mantenga a salvo de este desastre metafísico.”
    “Todo es un sueño”, le digo, “ya hemos hablado de este tema. No caigas ante la tentación de creer que es otra cosa. Sé tú, mientras los demás se hunden en el sueño.”
    “Voy a tener que beber”, me dice Mehdi, “no sé si sobreviva. No hay alternativa.”
    Entramos al salón donde se lleva a cabo el evento y es imposible no sentir la succión de la ilusión. La energía se disuelve en el hoyo negro donde están todos los personajes, moviéndose con un frenesí discreto, volteando a todas partes en busca de algo (de ellos mismos) hasta que el mesero aparece (de la nada) y les pone una botella de cerveza en la mano (o copa de vino) y es como un biberón que se empinan y el chupón se pega a sus bocas y la cerveza fluye y están dormidos, hipnotizados por las luces de la fiesta y todos, con sus miradas discriminantes (ya menos agresivas), haciendo de este sueño algo intolerante (¿para quién?).
    “Hay que estar ebrio”, dice Mehdi, "es la única opción. Para no sentir el peso. Tú también debes embriagarte." 
    Lo veo perderse entre un grupo de personajes que brindan efusivamente con shots de tequila. Yo me quedo sólo y al poco tiempo, también estoy bebiendo una cerveza de 2 x 1, cortesía de los meseros diligentes (el sueño cuida de los suyos).


    Más tarde, Mehdi está enervado como pipa. Nos reunimos en una mesa y hacemos una revisión de los hechos, un recuento de lo sucedido.
    “De forma que esto es un sueño”, dice él. “Pero parece muy real. Te atrapa, te jala, te hace dudar de si uno no está creando esta idea disparatada para evadir la realidad.”
    “Es tan real como lo que hiciste ayer. ¿Pero, dónde quedó lo de ayer? ¿Realmente sucedió? ¿Qué evidencia hay, un pensamiento?”
    Una mujer, un ama de casa, nos escudriña con una mirada indignada. Un hombre, con porte de burócrata, sentado en una mesa de enfrente habla con otro semejante a él. Una mujer no más de 20 pasa en su vestido corto, incitando a que le vean sus talentos; su personaje (ego) depende de eso, de que lo vean, admiren, deseen. Así es el Matrix.
    “Es que todos son mejores”, dice Mehdi, gritando entre los vapores y ruidos de la fiesta, “mejor situación económica, mejores personajes, mejores sentimientos, mejores amistades, mejor ropa. En cambio nosotros, en esta evasión de que es un sueño, evadiendo.”
    “Las condiciones propicias para que el sueño sea más pertinente e importante, ¿no? Más urgente, más envolvente.”

6/28/19

Ese algo que se expresa, esa nada que eres

    Hablar de la verdad no es fácil. Qué es la verdad. Simplemente lo que es, sin nadie haciéndolo.
    Este mensaje resulta chocante para mucho buscador espiritual que cruza los brazos al oír el tema. Por ello me cuesta trabajo cada vez que me invitan a algún foro. Subirme a la tribuna y compartir un monólogo es un salto al precipicio donde cualquier cosa puede pasar.
    Muchas veces no sé qué decir, y me siento un merolico que está engañando a los presentes con un mensaje que suena a propaganda de alguna secta espiritual. 'Los no-dualistas', 'Los nihilistas'.
    Otras veces las palabras fluyen y aunque hay pocos aplausos, siento que hice algo, o mejor dicho, que fui conducto para que ese algo se expresara. Ese algo, ¿qué es?


    Una señora me esperó afuera del meeting room, y hablamos un poco.
    “Lo hiciste bien Samadhi, es muy cierto que no hay control. Ahora lo entiendo, y así lo vivo. Vivo desde ese no-control. Lo que sucede en mi vida, mi situación, está fuera de mi control, simplemente sucede, porque así estaba destinado y no podía ser de otra manera. De alguna manera eso alivia la culpa.”
    Asentí.
    “Todo así es. La vida expresándose.”
    “Sin embargo, qué fuerte, qué loco. No cualquiera puede oír este mensaje.”
    Asentí.
    “Y también está bien, dado que no es culpa de nadie. Todo simplemente es. El que no puede oír o entender está igual que el que sí. En ambos casos es solo la vida expresándose.”
    “De todas formas, qué loco, ¿no? Es de otro nivel. No se puede andar por la vida igual luego de oír estas cosas.”
    “Todo pierde pesadez, porque se ve que todo simplemente está sucediendo sin que un ‘alguien’ lo esté controlando.”
    “Eso quiere decir que si por ejemplo tomo tu mano, o si te abrazo, ¿eso estaba destinado?”
    Asentí.
    “Pero algo me detiene, ¿es lo que estaba destinado?”.
    “Todo es un juego, la danza invisible, la paradoja, por eso hay que continuamente hacer la indagación, y observar el pensamiento.”
    “Sin embargo, no entiendo nada. Siento que me voy a subir a mi carro y todo esto se me va a olvidar, y simplemente será como un sueño, donde me enteré de algo que quizá no debía enterarme.”
    “Eso es un pensamiento."
    “Esto es demasiado.”
    “El proceso de tu despertar ya empezó. Aunque que quisieras detenerlo, no puedes.”
    “Es de otro nivel.”
    “No hay niveles. Solo hay lo que es.”

5/23/19

Una noche emblemática del bienestar soñado por un buscador espiritual llamado Johan o, todo es fatuo

    “Todo puede suceder en la noche,” me dijo una gurú esotérica en una velada nostálgica, hace ya algunos años, cuando yo era académico en una universidad de California.


    En esta ocasión, lo que sucedía era una charla entre dos actores en la gran obra de Dios. Él, un místico de la vía transpersonal, yo, un jnani en vías de recuperación. Ambos, unas olas en el océano llamado Dios, usted lector, simplemente nada, nada en la nada de Dios.
    “Yo hago mi chamba,” me dijo Johan, “y Él hace la suya. Pues yo tengo una fe inquebrantable en la promesa de que, si yo hago mi chamba y sigo su programa de liberación que la escuela ofrece, Él me regresará el sano juicio que perdí hace muchos años, cuando yo era un niño risueño en la infancia. Quiero regresar a ser niño y tengo las posibilidades de hacerlo. Pues tengo la creencia de que si yo hago mi chamba, Él hará la suya.”
    “¿Estás diciendo que sabes la voluntad de Dios?,” me atreví a preguntar sorbiendo mi té de ginger.
    “De acuerdo a sus directrices, sí. Pues Él quiere que tú te sanes a ti mismo mediante un proceso de introspección y autoconocimiento, ver todos esos parámetros ocultos que bloquean la luz de la que hablan en la Biblia. Yo soy el camino, la luz y la verdad, dicen. Él quiere que tú seas responsable, es todo.”
    “Estás diciendo que si tú haces ese trabajo, recibirás el sano juicio a modo de premio.”
    “Esa es mi creencia.”
    “No deja de ser una creencia. ¿Cómo sabes que la voluntad de Dios no es otra?”
    “Eso es lo que el ego quiere que tú creas.”
    Nos quedamos callados, viéndonos uno al otro, parados en medio del salón. Afuera, la noche tupida hacía imposible ver a unos metros siquiera. Estábamos solos en la Escuela de Sabiduría del Noroeste y una encrucijada de puntos de vista se hacía presente. Johan tenía los brazos cruzados y esperaba mi réplica a su argumento. Le di por su lado, como mi gurú esotérica acostumbrada hacer cuando llegábamos a una encrucijada y nos quedábamos en silencio.
        “Creo que en todo trabajo espiritual,” le dije, “lo importante es la rendición. Tomar como emblema la noción de que no hay garantía y siempre se hará la voluntad de Él, y esta voluntad puede no gustarnos.”
    “De acuerdo Samadhi, pero al menos ya no habrá sufrimiento, eso es el meollo.”
    “Ya no quieres sufrir.”
    “No.”
    “El que no quiere sufrir no existe, es solo un pensamiento que se opone a lo que es. Es imposible que ese que ya no quiere sufrir elimine el sufrimiento, pues no existe.”
    “Entiendo tu filosofía del Advaita y te ha servido bien, pero cada quien su camino. Vive y deja vivir, dicen. Yo tengo pensado ser maestro espiritual. Pero primero me estoy preparando, estudiando los parámetros de liberación que él programa me ofrece, para luego guiar a otros por el camino del despertar espiritual.”
    “¿Y cómo sabes que la voluntad de Dios no será otra, que termines siendo otra cosa y no maestro?  Yo por eso vivo el momento presente. Esa es mi verdad. El Aquí y Ahora. Pues no sé lo que va a pasar mañana ni lo que Dios tiene reservado para mí.”
    “Dices que no hay un mí.”
    “Precisamente. Entonces como no hay, ¿cómo voy a refugiarme en un falso yo o personaje que busca una liberación en el futuro? Ese personaje que busca, es el buscador espiritual. Se cree el hacedor de su vida y piensa que está en él buscar la liberación, que depende de él, de su esfuerzo, de su trabajo y si lo consigue, se lo adjudica como si fue gracias a él, por su mérito. Si no lo consigue, inventa una justificación para continuar su búsqueda. Esa es la gran zanahoria Johan.”
    “Hablas habladurías amigo, porque no tienes fe. Sigue el programa de la escuela, paso a paso, profundiza en cada palabra y poco a poco se te irá revelando lo que te quiero decir, esa verdad que llega cuando uno entiende el mensaje.”
    “Es que no hay nadie que entienda el mensaje. Ese es el punto.”
    “Cómo no va haber, si estoy aquí, parado, hablando contigo.”
    “Porque te crees el hacedor. Piensas que tú estás a cargo de tu vida, te adjudicas todo lo que se ha ido desarrollando en tu vida como si hubiera sido de tu autoría, cuando en realidad, tú no has hecho nada, se te ha concedido ese camino y rol dentro de la vida.”
    Johan me veía con los brazos cruzados. Su esposa llegó por él y ambos se fueron a la noche, desaparecieron como dos historias que habían llegado a su fin, y yo me quedé solo, solo y con mis dudas.

5/13/19

Buscador espiritual, algo más

    
"Yo tengo la verdad, y tú no"

    Acerca del buscador espiritual podemos agregar que su naturaleza misma puede ser detestable para los que no son (y los que son) buscadores espirituales.
    Y por qué podría ser detestable el buscador espiritual. Porque sigue siendo un falso yo, pero es un falso yo que se ha puesto la máscara de un personaje pulcro, limpio, incluso, superior a los demás: no hace cosas malas, no tiene pensamientos sucios, ya que ‘él hace prácticas elevadas que los demás seres ordinarios no comprenden porque su conciencia no está evolucionada para entender esos menesteres, pues solo unos afortunados (como 'él') los pueden entender.'


Quién es el buscador espiritual.

Estás experimentando un despertar capuchino

    El buscador espiritual queda evidenciado como aquel que piensa que eligiendo una estrategia (sistema, método, práctica, filosofía, tratamiento, etc.) puede eliminar el sufrimiento. 
    La palabra clave aquí es eliminar.
    Quizá si ese buscador espiritual practicara cierta técnica —que promete resultados milagrosos para eliminar el dolor o sufrimiento—, entonces pudiera encontrar eso que tanto anhela: una existencia feliz y armoniosa. Un cappuccino awakening, como dice Mooji.
    Podemos decir entonces, que el buscador espiritual es hijo de la adversidad, de los problemas, del dolor, de tocar fondo. Un buscador espiritual, es un personaje dolido.

5/9/19

¿Libre Albedrío?

    "Cuando estás enfrascada escribiendo un poema, ¿acaso estás pensando, ‘Mira, tengo libre albedrío y lo estoy aplicando al escribir este poema, soy muy maja?' No. La escritura sucede por sí misma, como todo lo demás en esta vida."
    "Disculpa, mon ami, no tendré libre albedrío para algunas cosas, como escribir un poema, pero tengo libre albedrío para otras, por ejemplo hacer una llamada telefónica o elegir a dónde girar el volante al conducir el auto."
    "A esa postura la comparo con decir, 'Estoy embarazada a medias'. O se está embarazada, o no. No hay medias tintas en esto del despertar de conciencia. Hay o no hay. No puede haber libre albedrío para unas cosas y para otras no. Eso sigue siendo que no hay libre albedrío, pues libre albedrío implica libertad. La libertad en toda decisión, acción. No hay libertad a medias."
    "Por lo tanto, la sensación de que tengo libre albedrío para unas cosas, es parte del libreto, es solo un pensamiento que me hace pensar eso, para darme la impresión de que tengo libre albedrío."



4/28/19

Después del Satsang

 

    “Es muy fácil hablar de realización cuando tienes la barriga llena,” dijo el hombre, montado en su bicicleta (hablaba con dos mujeres con hoodie), “pero qué tal cuando tienes tres hijos y no tienes trabajo por tres meses. Un pastor cristiano me dijo que por cada veinte dólares que le diera, Dios me regresaría mil. ¿Pero dónde está Dios? Sigo esperando su respuesta. Le pido ayuda y no veo respuesta.”

Abre los ojos de tu corazón, mira: en todas partes está Dios 
~Mooji

    “Dobla la rodilla,” le dije, tratando de ofrecerle consuelo. Él me veía atento, pero escéptico, como si ya hubiera escuchado ese sermón muchas veces. “¿Has hecho eso, doblar la rodilla?”
    “Ya me siento bien,” dijo, “ya me curé.”
    Se retiró del Satsang. Tiempo después, le di gracias a Dios por mostrarme lo que soy.

4/24/19

A Brief Friendship

    “I used to read books on meditation,” he told me in a matter-of-fact way, “a real poet of my time, but now I’m into the big guy,” he gestured to the sky and added, “God. God is the true king,” and he showed me his house, he had just moved into the neighborhood, just across the street from my house.
    He was a big man, with big shoulders and long hair. He was a construction worker in Los Angeles, of all places. He arrived with a big family too. A family of eight. After a few days however, I saw what was happening: there were 2 families living in that house. Something that was becoming quite familiar in our neighborhood of foreigners and migrants, an end of times melting pot.


    “God is the true king,” he would tell me another day, as he took the sun in his balcony. “I arrived at that conclusion after years of hardship and failure. I noticed I might as well surrender to him and stop playing around, you know what I mean?”


    “Meditation is cool and all, but you become disconnected from life, a bit aloof and my wife doesn’t like aloofness. She threatened to leave me if I continued on that path. Three day retreats, yeah right, not for me.”


    “Meditation is for hippies,” he would say on another occasion, “you know what I mean, not for me. I got a family and a dog.”


    Some time later, by accident, we started having some exchanges via the WhatsApp application. That is, I introduced him to some of the masters that had been instrumental in my spiritual path.
    “You should read up on Advaita,” I told him, and I would send him some links to videos so he could catch up on his spiritual knowledge and maybe have a alternative perspective on the truth, that way we could have a topic of conversation when we met by chance. I wasn’t too involved with reading and preaching the Bible at the time.
    It didn’t last long, however, our correspondence via WhatsApp, even though we were neighbors. Apparently his wife got a hold of his phone. And that was the end of that.

4/20/19

Libre albedrío, más datos

    Si se tiene libre albedrío, esto indicaría que uno pudiera llevar a cabo cualquier acción cuando uno quisiera.
    Por ejemplo en el caso de un escritor, cuando se enfrenta a la hoja en blanco y no tiene ‘inspiración para escribir’, entonces dice que tiene ‘writers block’.
    “Es que no me llegó la inspiración,” dice con resignación. “Estoy bloqueado. No se me ocurre nada.”
    Si tuviera libre albedrío lo pudiera hacer, ¿no?
    Por qué no admitir de una buena vez que él no es dueño de esa inspiración, no la tiene bajo demanda, con un switch de encendido y apagado.
    La inspiración ocurre, o no. Cuando no ocurre, es que estoy bloqueado. Cuando ocurre, es que estoy inspirado, ‘tengo’ mucha creatividad, es 'mía'.
    La conclusión es que esta inspiración depende de algo que está fuera de mí. No tengo un switch de encendido y apagado. ¿Dónde se encuentra ese switch?
    ¿Puedo ver esto? ¿O me quiero seguir engañando, pensando que, yo soy el hacedor, el que tiene libre albedrío?

4/17/19

Esa cuestión del libre albedrío


   Puede resultar muy chocante y grosero que alguien te diga, “Tú no controlas tu vida, tu vida está predeterminada”. La reacción natural de uno podría ser, “Quién se cree este pelafustan para decirme semejante disparate, pues yo he hecho y decidido todo en mi vida”. Sobretodo cuando algunos de nosotros tuvimos el valor de asistir a misa, ser creyentes y tomar como grito de guerra el dictamen de que ‘tenemos libre albedrío’, que Dios nos dio ese beneficio como hijos suyos para ser los arquitectos de nuestros destinos.

   Entonces tomamos como verdad ese dictamen y nos sentimos muy confortables con la idea de que ‘está en nosotros’ moldear nuestra vida, pero sin embargo tenemos la responsabilidad de ‘tomar buenas decisiones’, como pago de tener libre albedrío.

   Pero luego llega un buen día y leemos un libro de psicología o visitamos un web donde se nos comprueba (incluso hay experimentos) que en realidad no tenemos libre albedrío como lo habíamos pensado, si no que somos víctimas de nuestro subconsciente que permanece oculto tomando el control de nuestros pensamientos y acciones. “Millones de pensamientos dando vueltas en nuestro subconsciente (Shakespeare lo comenta:"Poor soul, the centre of my sinful earth, ... these rebel powers that thee array...") de los cuales no somos conscientes y están controlando nuestra vida”.

   La explicación oportuna aquí es que aunque permanece oculto, uno puede entrar al subconsciente (mediante técnicas especiales) e instalar pensamientos positivos (para neutralizar los programas negativos que nos controlan desde de la infancia, ¡incluso de vidas pasadas!), (ah, y no olvides pedirle perdón a tu niño interior que está sufriendo, y que vigila con recelo el material subconsciente, para que la programación sea exitosa: si no lo haces bien, él no te dará acceso a los archivos) y así crear la experiencia de vida que uno tanto desea (todos queremos ser felices) y así confirmar que efectivamente, ‘teníamos el libre albedrío todo el tiempo’. Era cuestión de usar ese libre albedrío para programar al subconsciente.

   ¿Pero qué tal que todo ese tiempo de búsqueda y confusión, dudas, programación, no ha sido parte del guión que estaba escrito para nosotros? Quizá a algunos nos funciona programar el subconsciente, ¿pero se puede probar que eso no era parte del plan, para así darnos la impresión de que efectivamente, tenemos libre albedrío? Vaya, es que solo era cuestión de pasar unos años en una búsqueda intensa, leyendo libros, asistiendo a cursos, terapias, haciendo prácticas espirituales, para poder comprobarlo, al fin. Sí, estamos en control. Nos costó algo de trabajo arreglar ‘esa anomalía’ traída por la ‘mala suerte’, pero lo logramos. Ahora se lo contaremos a los demás, o escribiremos un libro.

   Pero no estamos en control: nos damos cuenta con la vida (y los golpes de la vida) que suceden cosas que ‘están fuera de nuestro control’ y nuestro mundo ordenado se puede venir abajo en cualquier momento.

You can plan for a hundred years. but you don’t know what will happen the next moment
~Neem Karoli baba

   Es curioso que solo interpretamos el libre albedrío en lo que nos conviene, pero eventualmente nos damos cuenta que no controlamos nada de lo que sucede a nuestro alrededor, o a otras personas, el medio ambiente, las noticias. De hecho, si analizamos bien, tampoco controlamos las funciones del cuerpo, la respiración, el flujo de la sangre, el crecimiento del cabello. Ahí sí le damos crédito total a Dios, decimos que Él se encarga, sobretodo si nos aqueja una enfermedad que ningún médico puede curar.

   ¿Controlamos nuestros pensamientos, o estos aparecen de la 'nada'? ¿Decimos, ahora voy a tener este pensamiento específico? La respuesta oportuna: “No, para eso programamos el subconsciente, para tener los pensamientos que querramos”.

   Y por ejemplo una tragedia (¿o un desastre natural?), decimos que fue la voluntad de Dios, aunque unos dirán que fue el libre albedrío del hombre. Ahí podemos corregir y decir que fue el subconsciente de otro hombre.

   ¿Y quién programó ese subconsciente? La infancia, dicen, donde no teníamos control, no podíamos elegir qué vivencias tomar y cuáles rechazar, sino que nuestro subconsciente fue programado sin que pudiéramos hacer nada al respecto, como un virus que se metió en nuestro sistema y nos contaminó de un ‘destino’ que un día podríamos corregir (si eso quisiéramos) usando nuestro libre albedrío (claro) para reprogramar al subconsciente.

   ¿Elegimos en qué ciudad nacer y con qué familia? ¿Elegimos a nuestros vecinos? ¿Elegimos a nuestra pareja, o de pronto apareció, 'en el lugar correcto y momento correcto’?

   Unos van a responder, “Sí, tú lo decidiste todo, hasta el último milímetro, antes de nacer. Hiciste ‘acuerdos’ con las personas que te ibas a encontrar en esta vida para resolver problemas”.

   Vaya, cuánto enredo para algo tan aparentemente sencillo, que nosotros somos quienes decidimos nuestras acciones y tenemos el control. Pero a mí no me consta si elegí mi infancia o mi nombre o mi tipo de sangre antes de nacer. No puedo probar si eso es verdad, ¿alguien lo puede probar? ¿Acaso no es solo un pensamiento, qué es un pensamiento, alguien ha visto un pensamiento?

   Así mismo, me doy cuenta que no controlo mi vida de adulto. Cosas o situaciones ‘aparecen solas’, por buena suerte (o mala), o coincidencia (unos dirán que no hay coincidencias, que era el destino, tu karma, tus ángeles, tu horóscopo, carta astral, constelaciones, los acuerdos que hiciste antes de nacer). En cuestiones laborales unos nacen con la buena estrella (es que tienen inteligencia emocional, o nacieron en la familia indicada y en la ciudad indicada), mientras que otros parece que 'no se les da las cosas’ por más que lo intenten. Por qué estas diferencias, unos sí, otros no, y quién decidió todo eso, quién fue el director creativo.

   Muchas versiones y explicaciones para una cuestión que parece tener verdades distintas dependiendo de dónde se le mire.

   Acaso pues, ¿no será parte del plan del Poder Superior, de crear una simulación tan perfecta, llamada Vida, donde hay un sin fin de matices de la verdad para mantener la simulación activa, para no salir del Matrix?

   Unos sí podrán salir: “Solamente los que ya tuvieron suficiente con la simulación, los que no programaron su subconsciente, podrán salir, los demás seguirán durmiendo, conectados a un sistema donde todo está predeterminado, pero que ofrece la apariencia de otorgar libre albedrío”.

   Bueno, entonces si no hay libre albedrío, ¿estamos arruinados? ¿Nos tiramos en el sofá a ver la televisión todo el día?

   Inténtalo, y me cuentas.


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El autor escribió este artículo bajo la apariencia de un libre albedrío. Pero en realidad, se escribió solo, bajo el plan del Supremo.

4/12/19

Investiga tu experiencia de meditador



   ¿Quién es el que medita? ¿Quién es el que cierra los ojos, y a qué lugar maravilloso va a llegar al estar en silencio con los ojos cerrados? ¿Hay algún lugar a dónde llegar? ¿El silencio solo se encuentra con los ojos cerrados?

   O acaso será que la meditación solo sucede, así como el resto de las cosas.

4/8/19

Meditation checkings

When he noticed I wasn't part of the regular group that attended his meditation sessions on Wednesdays he started to fidget as he talked. His face moved in various ways showing discomfort and other difficult aspects that he wasn't aware of. There goes another realized master, I said to myself while seated, close to a window. I always like to be close to a window. You can watch the sky and the clouds. Sometimes you can watch a cat.

4/6/19

Nadie escribe



   Encontrar material para escribir nunca fue un problema. Una vez que se inicia la máquina, esta empieza a producir. Esto es, a escribir en automático. Porque no hay nadie aquí escribiendo, sólo la escritura sucediendo. Para tomar prestado un término del Neo Advaita, la escritura sucediendo, el lector también.

4/2/19

Las olas
No condicionan
Al mar

   La vida no se encuentra en otra parte, como decía Kundera, sino en la vulnerabilidad de este momento, que a veces puede resultar complicado, doloroso y el primer instinto sea huir, correr hacia un momento mejor. Pero la vida no está en un mejor momento, ni en otra parte, está aquí, en lo que es, en lo que soy.

3/31/19

Sólo esto

Lo único que realmente tengo, es el momento presente. Es de lo único que dispongo, en lo que puedo confiar. El momento presente y lo que incluye: pensamientos, sensaciones, emociones, historias. Todo el contenido de la película que me tocó vivir. Ese destino inconmensurable. Sin embargo, ese contenido no me define o condiciona, aunque a momentos lo parezca, y de ahí es de donde viene el sufrimiento, la resistencia a lo que es, y a fin de cuentas, a lo que soy.

3/30/19

Esperanza, próxima estación


   Una vez más, bajo la pócima de la esperanza, el atinado: “una vez que llegue a ese lugar seré libre, una vez que haga esa práctica (risas primordiales)”, me conformé con lo que el tráfico vehicular me ofrecía, esto es, me conformé con lo que era ese momento: nada.

   Vivir en la nada, en lo que es, despierta a la verdad que soy. Esto es vitalidad y realidad. Vivir con la expectativa de algo mejor, en un momento futuro, es la eterna zanahoria.

   Un día mi hijo pequeño me dijo: “Papá, ¿a dónde van aquellos hombres que corren?”. Se refería a un grupo de hombres que hacían jogging con mucho ímpetu en un parque. Efectivamente, se me quedó grabada esa observación. ¿A dónde iban? ¿Y a qué lugar maravilloso y mejor iban a llegar?

3/29/19

¿Dónde estabas tú?


¿Dónde estabas tú
Cuando yo fundaba la tierra?
Házmelo saber
Si tienes entendimiento

~Job 38:4